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Sabiduría en rama

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  “Deja los sitios mejor que cuando los encontraste”.   No recuerdo quien me dio esta recomendación, pero no esta mal la frase para situarte cuando entras en una nueva organización, trabajo o casa, que por poco o mucho tiempo va a ser tu sitio. El caso, también os digo, que una no tiene mucha conciencia de que los sitios por los que ha transitado hayan quedado mejor gracias a  contribuciones propias. Es posible que sí, pero también es probable que se hayan quedado, en el mejor de los casos, igualitos a cómo estaban después de haber pasado por allí. De lo que sí se tiene conciencia es de la gente que se encuentra y que poco a poco, gracias a compartir viajes, espacios o proyectos, o todo a la vez, pasan a formar parte de la vida.  Amigos y amigas con las que se han generado lazos que sobreviven al paso del tiempo y a las circunstancias, con los que se han sorteado problemas, obtenido éxitos y afrontado dificultades que, dicho sea de paso, se han digerido mucho mejor en su compañía. Hace

Los (imprescindibles) detalles

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  Mi madre pasa la mayor parte de su dia en su salón. Una habitación grande, con luz y árboles que se encaraman, a través de la fachada de su casa, desde la primavera hasta el otoño, hasta su ventana.   Justo enfrente de su sillón hay una mesa enorme de mármol en la que hay flores, algun jarrón de cerámica y desde tiempo inmemorial unos pequeños platos de Sargadelos. Los platos no tienen nada especial, sólo su orden, uno tras otro, construyendo una especie de diagonal que mi madre vigila y preserva ante las inciativas de las que pasamos por allí y les damos a los platos una ubicación o función que, según lo dispuesto por mi madre, no les es propia.   Las cosas tienen que ser como tienen que ser. Ni mejores ni peores, sólo a gusto del consumidor. Y esto es especialmente importante cuando hablamos de cuidados. El agua con la temperatura justa, la manta en su sitio y las cortinas. Y tambien las cremas y los peines y los innumerables objetos cotidianos que hacen que la vida de las personas

Las máquinas y yo

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  No me gustan las máquinas, nada, y además no se me dan bien. Una cosa lleva a la otra. Suelo huir como alma que lleva el diablo de cualquier nuevo dispositivo que por diversas razones, casi siempre de carácter utilitario, pretenda hacerse un hueco en mi rutina cotidiana. La cosa viene de lejos, si hay una persona que pueda ayudar en algo siempre la he elegido en vez de un ingenio mecánico más rápido y eficaz. Para pagar en una autopista o en un gasolinera, por ejemplo, mi opción siempre era la persona, antes que la máquina. Eso hasta que ha habido la opción de personas, claro. Por no hablar de los navegadores. Los 350 metros que dice la voz monocorde del “tontón” a saber sí es la misma distancia que yo calculo “a ojo”, teniendo en cuenta las calles que voy atravesando… Menos mal que, en la mayoría de los casos, siempre hay alguien misericorde que mete la cabeza por la ventanilla y me da indicaciones que se ajustan a mi particular código de coordenadas espaciales. Y qué me dicen de la

Un año con mucho por descubrir

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                  Foto: Portada de la Ruta de Buen Trato. ACP Gerontología y Matia Instituto                Iniciamos este nuevo año con un buen número de iniciativas en relación con un cambio de calado en la forma de entender los cuidados y los apoyos a las personas en situación de dependencia de nuestro país. Estamos en un periodo  lleno de posibilidades y con alguna que otra incertidumbre. Hay ya en marcha proyectos dirigidos a la  discusión y el debate sobre el significado de la desinstitucionalizacion, al intercambio de conocimientos, de buenas prácticas… Y sobre todo hay profesionales, gestores, y políticos que estan apostando por  experiencias que quieren cambiar, mejorar la vida de las personas, hacerla más digna, más alegre, más feliz en definitiva.   Todos ellos ya saben que cambiar nuestra forma de cuidar, de prestar apoyos es un proceso complejo lleno de idas y venidas, de avances y retrocesos,  que precisa constancia, flexibilidad, y también de firmeza y compromiso. Estam

Cuatro fechas del 2022 con buenas noticias para envejecer bien en España

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                                                               Foto publicada por el Norte de Castilla (28-12-22) Estamos rematando un año, el 2022, que como todos, nos ha traido malas y buenas noticias en relación con el envejecimiento Los efectos de la pandemia todavía estan presentes en personas mayores y familias, la discriminación por la edad forma parte de la vida cotidiana y muchas personas que necesitan cuidados no los tienen con la urgencia y la calidad a la que tienen derecho. Sin embargo, también asistimos a noticias que ofrecen motivos para la esperanza. He elegido cuatro fechas, seguro que hay más, en las que se han producido muestras de avance, de cambio cultural y de transformación social para envejecer bien en nuestro país.  Aquí las comparto:   8 de Febrero . Carlos San Juan, médico aragonés de 78 años, entrega en los registros del Ministerio de Economía y del Banco de Espeña 600.000 firmas, recogidas a través de la campaña  SoyMayorNoidiota , denunciando el trato dis

Mi casa

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    No hay nada como la casa propia. Quitamos, ponemos, cambiamos… Nuestra casa dice como somos, la vida que hacemos. Nos retrata. Podríamos decir que la casa es, como la cara, el espejo del alma.  La casa a veces es “la de toda la vida”. La que contiene los recuerdos, las alegrias y los sinsabores de vidas largas y compartidas con hijos, padres, amigos que han entrado y salido. https://www.pacoroca.com/wp-content/uploads/2018/07/port_lacasa.jpg Ahora también cada vez hay más gente que se cambia de casa a los 60, a los 70 por motivos diversos.  Grupos de personas que se montan un cohousing, gente que se interesa por alojamientos con gente de otras generaciones. Personas cuidadoras que se van a un lugar en el que pueden recibir apoyos para cuidar. Como en otros aspectos de la vida, la diversidad en las opciones de viviendas esta servida –y lo hará cada vez más– en sociedades longevas. Eso sí, lo que parece es que las generaciones que vienen quieren decidir por sí mismas, hacer valer sus

65 años

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  Esta semana cumplo 65 años. O sea,     me convierto oficialmente en una “persona mayor” o mejor en una señora mayor El asunto tiene su gracia, porque es la única etapa de la vida asociada a una cifra que no ha cambiado en decadas.  Creo que corresponde revisarla.  No somos pocas las que celebramos años en estos tiempos. Los datos son apabullantes,  en  unos pocos años, las personas de mi edad vamos a ser legión. Y vaya legión.  La generación de gente que ha  entrado en masa en la universidad, que ha inagurado la democracia , que ha vivido la transformación de un país de grises a otro multicolor que celebra, al comienzo de cada verano, uno de los mejores Días del Orgullo del mundo, que ha puesto en pie procesos de participación en sus barrios, asociaciones de madres y padres, y que ahora  están ampliando y revisando el concepto de “envejecimiento activo”. Creo que como sociedad estamos ante un futuro que es difícil de imaginar… y en el que las de 65 y más no nos vamos a conformar con