Terri
No me gustan especialmente los animales. Es más, recuerdo que los perros me daban cierto repelús, hasta miedo. Hasta que llego Terri a casa.
Un bodegero andaluz , eso nos dijerón al menos, con pelo blanco y manchas negras, que ha crecido más de lo esperado y que disponía de supuestas habilidades rastredoras para la caza, que hasta el momento no hemos vislumbrado. Tiene otras muchas: comer todo lo que no lo que correponde a su naturaleza perruna, dormir en espacios mullidos durante horas, lanzarse encima de las visitas, y ladrar como si no hubiera un mañana cuando algo o alguien le disgusta.
También ha adquirido destrezas diversas para relacionarse con cada persona de la casa.
Con una juega, con otro pasea y yo me he convertido en su sofá preferido. Luego esta su clara preferencia por las chicas, jovenes y guapas ; no sé como las identifica, pero doy fé que es una de sus compañias preferidas.
En la foto del perfil de este blog, Terri, aún cachorro, otea el horizonte doméstico vigilante ante previsibles amenazas de su entorno, del nuestro también.
Nos protege de todas ellas con su compañía y también nos acompaña y consuela cuando alguna de ellas se convierte en una adversidad a la que hay que hacer frente.
Algo he leído sobre las competencias perrunas para identificar y lidiar con las emociones de los humanos. También que las mascotas acaban pareciéndose a sus amos... ¿o era al revés?.
En realidad eso importa poco. A pesar de pasarme el día descubriendo y eliminando pelos blancos como agujas, en la ropa, de fracasar para que sea un perro todo lo educado que cabría esperar, tiene a cuenta vivir con Terri.
A veces creo encontrar en su mirada y disposición perrunas el significado de grandes palabras humanas como lealtad, afecto, alegría…
Grande Terri, quince kilos, más de los debidos creo, que ofrecen todo lo que tienen y siempre esperan atentos, durante horas si hace falta, a escuchar la voz, el ruido del motor del coche que anuncia que toda la manada estamos a buen recaudo.
Me encanta Terri tanto como el resto de manada que convive con el. Razón llevas Pura, con los saltos perrunos que me dejaron enamorada de Terri este verano. La alegría de la huerta, el afecto y el sentirme una más se la familia. Me encanta tu blog! Un abrazo
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