#ElcambioEsPosible

 La aprobación del  Acuerdo sobre Criterios comunes de acreditación  y calidad de los centros y Servicios  del Sistema para la Autonomía y la Atención a la Dependencia ha  generado un intenso debate por parte de muy diversos agentes sociales. Muchos coinciden en señalar las dificultades de  la viabilidad del Acuerdo, poniendo en cuestión  que lo aprobado contribuya al  fin de un modelo obsoleto, que nadie desea para sí mismo o para alguien a quien  aprecie. 
Creo que es necesario  incorporar al, en principio, saludable intercambio de opiniones, el meollo del asunto: el sustrato del cambio, las vías para avanzar hacia un cambio cultural que muchas organizaciones han comenzado hace años y que mantienen, dando por  bueno el hagtasg  #ElcambioEsPosible, que  se ha difundido estos últimos días  en redes sociales.
Hay aprendizajes y experiencias que marcan el camino de que el cambio es viable e incluso una realidad en algunos lugares. 
Por ejemplo, a consecuencia de la pandemia, muchos equipos profesionales  sectorizaron  espacios, y/o promovieron la estabilidad de los profesionales. Las consecuencias fueron positivas para reducir la propagación del virus, y  tambien para el bienestar de residentes y cuidadores. 
Otras  entidades  vienen  desarrollando  desde hace años recursos, experiencias y  actividades -de muy diversa magnitud- de sensibilización y formación que están dando lugar a  mejoras en  centros, y, lo que es más importante, a la creación de redes de intercambio de experiencias y buenas prácticas.
Las resistencias  forman –y  lo serán en el futuro-  parte del proceso, incluyendo a los principales beneficiarios. 
En una de  mis primeras experiencias de cambio de modelo de atención en residencias, les pregunté a  las personas residentes su opinión en relación con la creación de ambientes hogareños, su participación en organizar el día el día... La respuesta fue unánime, nadie quería cambiar. Todas estaban satisfechas con el modelo tradicional. Ellas vivían allí para ser atendidas y estar tranquilas, ya habían trabajado bastante. A partir de ahí, debatimos con ellas, pactamos algunos  cuestiones: la forma de colocar los muebles,  rutinas del día a día… Y así empezó “la revolución”. En un par de meses después nadie quería volver  “a lo de antes.”
Las grandes  transformaciones  empiezan con determinación, con  pasos pequeños, pero constantes, para los que  el Acuerdo aprobado el pasado martes es un apoyo incontestable.
Estamos listos.  Sabemos lo que queremos y  cómo  hacerlo. 
El cambio es posible y ya ha empezado. 

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